jueves, 16 de abril de 2009

Como salir de la crisis económica

A propósito de la crisis…
Cómo salir en Colombia de la debacle económica


Durante el 2008 la economía colombiana creció en 2,5% con relación al año 2007, por su parte, en el cuarto trimestre el PIB disminuyó en 0,7%, comparado con el mismo periodo del año anterior.

No se pueden eludir las raíces y los efectos de la crisis del capitalismo financiero mundial ni las fórmulas que se están diseñando para refrescar, una vez más, después de la crisis de 1929, el sistema capitalista de producción. Al respecto, se podría afirmar que las relaciones sociales de producción del capital ya no serán las mismas después de la crisis de 2008, tal como lo sugirió Barack Obama desde su posesión. Entre varias de las reformas de índole estructural, un nuevo marco de regulación y supervisión de las impetuosas y siempre rebeldes fuerzas de mercado será una de las más sofisticadas cirugías al sistema como un todo. El interés de fondo de EEUU será proponer el rediseño explícito de una nueva arquitectura institucional mundial a la llamada globalización económica.

Ahora bien, sin dejar de lado este contexto global, se podría traer a colación para Colombia algunas propuestas de corto, mediano y largo plazo. De las primeras y con un sentido de urgencia decisiva, hemos tenido un alud de proyectos que, en síntesis, invocan un activismo fiscal y monetario bastante pronunciado: bajar más las tasas de interés para reactivar el consumo y la inversión; elevar el gasto público a partir de megaproyectos de infraestructura, reducir impuestos tanto del lado de la oferta como de la demanda, aumentar los salarios reales, bajar el precio de la gasolina, etc. Todo ello con miras a reactivar el consumo de los hogares y de remate, recuperar los puestos de trabajo que se perderán por la vía de la disminución de las exportaciones, de las remesas y de la inversión extrajera directa, por cierto cayó de perlasla Asamblea de Gobernadores del BID en Medellín y vale la pena destacar la coordinación y esmerada atención que la ciudad les brindó a los asistentes.

Pero sigamos explorando alternativas que podrían funcionar:
1. Incrementar el establecimiento de zonas francas en áreas de alto desempleo, dando prioridad a industrias intensivas en el factor trabajo. Aunque esta medida ha sido controvertida, los argumentos por los cuales se cuestiona pierden validez en época de crisis, cuando es necesario realizar una política fiscal contracíclica. Por supuesto, estos privilegios deben considerar unos criterios mínimos que garanticen su permanencia.
2. En conjunto con las universidades y los centros de educación, abrir espacios de formación de capital humano, financiados con recursos privados (empresas y las mismas universidades). La idea es lograr que universidades privadas abran espacios gratuitos dirigidos a formar mano de obra no capacitada. El mantenimiento de estas personas debe ser financiado con recursos públicos. Los períodos considerados tienen que ser mayores a un año.
3. Incrementar la ofensiva con respecto a la apertura de espacios de exportación especializada. Las ruedas de negocios permanentes son una herramienta muy eficaz que puede ayudar a concretar mercados específicos. En este caso lo importante es hacer ruedas de negocios específicas, es decir con temáticas restringidas con base en las necesidades de los ofertantes y las oportunidades posibles.
4. Concentrar los recursos provenientes de créditos blandos en la construcción de grandes obras en áreas con alto desempleo. Esta tarea supone el establecimiento de acuerdos puntuales con los organismos otorgantes que permitan tal asignación de recursos. No tienen el mismo impacto, varias obras pequeñas en comparación con una sola obra grande.

También habría que seguir pensando en disminuir o redireccionar los parafiscales, apoyar las Mipymes, promover e implementar decididamente el seguro de desempleo, involucrar al sector bancario; disminuir su margen de intermediación, desmontar el 4 por mil de las transacciones financieras y apretarse el cinturón por parte del Gobierno Nacional. Incluso se han escuchado propuestas neoproteccionistas como …el consumo de lo nacional.

En general, sobre las medidas de choque hay un relativo consenso, no sólo a nivel académico sino a nivel político. Se trata de contener lo que técnicamente ya es una eventual recesión en el país, el crecimiento del PIB 2009 se pronostica entre 1,0% y máximo 2,0%, si le va bien no tanto al país, sino al entorno internacional. Con todo, donde se encuentra el tema relevante de discusión dura de propuestas viables e inteligentes es en el horizonte de mediano y largo plazo. Así, se escuchan cada vez argumentos de cambio de modelo económico, aunque la palabra modelo se torna cada vez más trillada, agotada. Paradójicamente se plantea que si Colombia está relativamente blindada a la crisis actual, es porque no había desarrollado plenamente los fundamentos del modelo económico dominante que recién hizo aguas.

En ese sentido y aprovechando la terquedad de los hechos nacionales e internacionales de la crisis, llegó la hora, dicen algunos con entusiasmo, de volcar todas las energías hacia un modelo de desarrollo activo Pro-pobres. En consecuencia, es imperativo volver a retomar un inteligente intervencionismo estatal; rescatar la importancia del mercado interno, con su respectiva creación activa y deliberada de nuevos y mejores empleos; la prioridad igual tanto para el crecimiento económico, como para la redistribución de la riqueza y el ingreso; el estímulo a proyectos estratégicos orientados al sector externo; así como la necesidad de una reforma rural, entre otros.

Por esto y muchas cosas más, los neokeynesianos, como el ave fénix, están de plácemes. No sólo por el descrédito a un monetarismo mal concebido, sino por el fracaso de un esquema neoliberal más fundado sobre los intereses de las grandes corporaciones, que sobre un rigoroso pensamiento neoclásico. En suma, sin negar los nuevos rumbos de una economía cada vez más globalizada, un nuevo modelo económico que, sin olvidar los efectos perversos de un Estado como el colombiano ni un proteccionismo paralizante y creador de rentas monopólicas, logre insertar creativa y productivamente la economía nacional a los nuevos circuitos del nuevo orden que resulte de las post crisis del 2008.

En el escenario más probable donde el capitalismo tendrá de nuevo la virtud de crear sus propios anticuerpos para contrarrestar el pronóstico de su autodestrucción, sólo resta pensar en transformaciones estructurales de mayor aliento y envergadura política. En efecto, se trata de temas neurálgicos que van allá de nuevos modelos económicos, independiente de la respectiva fundamentación teórica y política. Ante una intrincada red de macro problemas que desbordan exclusivamente la esfera económica, tales como el calentamiento global, la amenaza nuclear, la crisis energética, la hambruna, la emergencia de nuevos y viejos fundamentalismos, la sobrepoblación, etc., es definitivo asumir un enfoque más comprensivo e integral de la situación.
Es la hora pues, de abandonar la lógica del pensamiento lineal y alentar una lectura que mire varias causas y considere más dimensiones de las tradicionales. Éstos serán los asuntos más importantes para la supervivencia de la especie humana. Es cierto que lo económico es importante y en un sistema capitalista es su nervio central; pero, ¿tiene sentido hoy día recuperar la acumulación ampliada de capitales globalizados bajo un nuevo paradigma productivo, cuando la amenaza de la destrucción del planeta no es un simple alarmismo paranoico de ciertos ecologistas sin oficio? Resulta necesario estudiar y proponer una matriz que involucre los efectos económicos, políticos, ambientales, culturales y antropológicos que podrían ser la iniciativa para un nuevo modo de producción societal en el marco de un capitalismo rejuvenecido y bajo el control de una sociedad civil madura con sentido de pertenencia con nuestra “tierra-patria”.

Por Mauricio Zuluaga